Cuando volví de Papúa Nueva Guinea me percaté que este destino se revela como uno de esos pocos en el mundo que parece casi fuera de los mapas. Sinceramente, vivir una aventura allí es adentrarse en un fascinante mundo de culturas ancestrales, de playas paradisíacas, fondos submarinos ricos en coral y paisajes imponentes, por no hablar de la sonrisa y la amabilidad de los papuanos la cual todavía tengo grabada en mi mente.

Muchos de los grandes viajeros creen que ya no quedan lugares en el mundo por explorar. Entre ellos, el escritor británico Lawrence Osborne que explicó en su libro «El turista desnudo» sus peripecias para encontrar un lugar que no estuviera ofertado por ninguna agencia de viajes. Bien, él lo encontró en las selvas de Papúa Nueva Guinea, y es que la relativa escasez de turistas convierte a este país en uno de los destinos más enigmáticos y asombroso del mundo.

Situada al norte de Australia, Nueva Guinea es la segunda isla más grande del mundo. Tierra de contrastes geológicos, se caracteriza por sus montañas de hasta 4.509 metros de altura, su extensa jungla, sus vastos deltas y sus prístinos atolones de coral y playas vírgenes.